

Política de Privacidad


¿Ud. se creyó que era un individuo consciente, de firme y dinámica personalidad, que sus 17 cursos certificados, su experiencia, sus lecturas, su edad, su título universitario, su decencia, su buena intención, sus miles de seguidores en redes sociales lo eximían de ser víctima de la astucia de la maldad? Pues, no.
Eso se evidencia en que mientras tanto, se sigue muriendo gente por COVID o por otras epidemias más antiguas y menos sofisticadas en el mundo entero. Mientras tanto los gobernantes de los países invitan (y por lo tanto financian con los impuestos que Ud. paga puntualmente) “Golems” (autómatas, materia animada) para invadir su propio territorio con el fin de perpetuarse en el poder. Mientras tanto, un enorme porcentaje de gente cede al miedo siguiendo una precisa agenda dictatorial. Mientras tanto, las estrategias preventivas y naturales para evitar el dolor, el hambre, la enfermedad y la muerte no figuran en ningún plan o programa ministerial “médico”. Mientras tanto, aquellas poquitas voces profesionales que se alzan con soluciones sencillas, creativas, y baratas son mutiladas. Mientras tanto la envidia es confundida por los atontados con derechos humanos. Mientras tanto seguimos en la pasividad y expectativa de que “los demás” resuelvan los problemas que ellos mismos provocaron y de los cuales nosotros somos víctimas; engañosa solución por la cual recibirán (por parte de los genuflexos) efusivo aplauso, medalla y beso (y dinero, claro).
Mientras tanto Ud. lee ocasionalmente esta nota y el mal también se escabulle entre estas palabras. Todo aquello que haga, busque, explore, deposite, observe, escriba, diga, lea, a través de una pantalla; cada palabra será registrada puntillosamente generando un algoritmo. El mismo lo encasillará en determinado grupo estadístico que le permitirá al dominio influir profundamente en su vida. Mucho más de lo que Ud. está dispuesto a admitir y permitir. Una sola vez que haya tecleado algo Ud. se ha transformado en una serie binaria compartida por hackers y aprovechadores que utilizan sus datos privados para hacer literalmente lo que quieren. Lícita o ilícitamente, al mal no le interesa.
Sin embargo, desde cierto lugar de mayor unión e inteligencia es posible elegir cómo responder a quienes se disfrazan cual serpiente y sacan importante tajada de su información personal para el mal.
Una estrategia es hacer una “Política de Privacidad reversa”, por ejemplo, exigiendo por escrito a cada persona que desee representarnos (que son quienes luego usan su información privada para intervenir mercados, congresos, sindicatos, escuelas, etc.) -y a quienes se les pagará un suculento estipendio más premios (dinero que saldrá de su bolsillo y el mío) - el currículum o la hoja de vida ANTES de presentarse como candidato al empleo (ya sea de político, legislador o presidente o algo de eso). Esto ya sucede en países nórdicos.
Ciertamente, se pueden utilizar los muy elaborados requisitos de los expertos en RRHH (Recursos Humanos) que seleccionan y descartan personal para distintos cargos, que aplican a todas las áreas y seres humanos. Millones de CVs se escriben, circulan y están alojados en la red, además de las intimidades gráficas en las redes.
Por eso, informando previamente que cada día de ausencia se descuenta, al igual que han hecho con nosotros docenas de veces, que cada político al que le pagamos un sueldo y de quien en muchos casos depende nuestra vida (seguridad, salud, dinero, ecología, etc.) nos haga llegar en impecable presentación su fecha de nacimiento, domicilio, localidad de residencia, estudios, experiencia laboral, visión, misión; capacidad multitarea, cartas de recomendación de empleos anteriores, referencias comprobables (con fechas y contactos), extracto de cuenta actualizado, última declaración impositiva; test psicométrico, analítica completa (sobre todo audición), enfermedades crónicas y agudas, medicación, tratamientos psicológicos (Duración? Nombre del profesional psicólogo?) estudios complementarios, composición familiar, hijos, planificación anual íntima (¿piensa tener hijos este año? ¿durante los próximos cuatro? ¿Y cuántos días va a faltar?), premios, voluntariados, libros o ensayos escritos, expectativas de la posición y sueldo requerido (acorde a la posición).
Y chequear detalladamente la información generando un algoritmo con aquello sintomático, sospechoso o corrupto para separar lo bueno de lo malo, y decirles, con sonrisita de costado “cualquier cosa lo llamamos”.
Escondido y avergonzado como el Adán al percatarse de que estaba desnudo, los licenciosos deberán rendir cuentas; y cuando la misma no de, se los echará de un plumazo del placentero Jardín del Edén en donde están siendo alimentados por nosotros mismos, ahora.
La cuestión del manejo de las señas personales es un asunto de gran seriedad entre los expertos digitales y políticos que aún debe profundizarse, legislarse y limitarse.
Es lamentable el bochorno de Iesod negativo (ego) a la que se le suma la zona oscura de Guevuráh (rigor) que es utilizado de forma totalitaria para asustarnos, amenazarnos, y perjudicarnos. El mal ratifica todo esto -incluso- exhibiendo con perverso orgullo gigantescos servidores que contienen casi toda la información y los datos de nuestra "hoja de vida".
Pero, Dios tiene más. Y está observando.
©Ruth Percowicz - Todos los derechos reservados