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¿Para qué estudiar Cábala?

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Por lo general, el trabajo del estudiante serio de Cábala se evidencia en forma inexorable al finalizar un curso, o casi inmediatamente, en las sesiones particulares de consultoría, coaching o mentoring.

 

El tono de los comentarios y las características de las preguntas son las claves más sencillas para distinguir los objetivos de los alumnos, que en muchos casos  atienden la búsqueda interior y el crecimiento espiritual; en otros la acumulación de información, la codiciosa posibilidad de lucrar con la misma o la fantasía de que por estar atendiendo a una clase ya se sabe el tema completo.

 

Hay quienes sufren del “Síndrome del Gurú” que está vinculado con una necesidad psicológica. Si bien algunos, por lo menos inicialmente, demuestran un deseo genuino de crecimiento espiritual éste se suele combinar con el impulso regresivo de retornar a una situación de devoción incondicional, comodidad e irresponsabilidad. 

 

Este  estado que podríamos calificar de  infantil y narcisista se ve reflejado en la demanda de obtener resultados inmediatos, de conseguir y acumular información ya “masticada” por otros o de la apropiación de un proceso ajeno reservando la energía para metas diferentes de la exploración interior, la ampliación de la consciencia o la Unidad.

Con frecuencia, hay quejas por preguntas que no son respondidas. A veces se las formula antes de tiempo. Otras definitivamente no están al nivel. Para  la mayoría de las mismas,  el maestro sabrá guardar templado silencio y medido tiempo mientras el discípulo encuentra su propia respuesta interior, y hurga en sus pedacitos internos  para descubrir, efectuar una honda transformación personal,  y que surja la intuición de que hay mucho más por Unir.

 

Ciertamente que maestros hay, suficientes, en todos los idiomas, de numerosas  líneas, de todos los niveles que difunden sus enseñanzas en forma tanto gratuita como paga.

Sin embargo, desde hace décadas, lo que faltan son discípulos.

Esos apasionados del estudio y la investigación,  que jamás aceptarán recibir un contenido deglutido por otro, quienes encuentran un desafío personal en cada propuesta de expandir el conocimiento sumando temas y materias, que no cesan en las preguntas y cuestionamientos argumentales profundos; que avanzan sin prisa pero sin pausa con la madurez necesaria soportando el impacto de revelar sus propios defectos; aspirantes que indagan con arrojo  y sacrificio acerca de sus egoísmos y fragmentos, y que además y principalmente, orientan su energía a la concreción de  sus objetivos personales ligados a la Unión con su Ser Interior.

 

Secretamente, espero guiar en el contexto de la Cábala en forma grupal o individual,  a  estudiantes y buscadores que posean esa sublime cualidad; y alejar aquellos que pretenden utilizar esta disciplina como un negocio fragmentándose a sí mismos y separando todo y a todos los demás, por eso invito a cada uno a preguntarse ¿para qué? 

 

Esta pregunta tiene un valor incalculable a la hora de no perder tiempo y volverse transparente con uno mismo (condición sine qua non para todo estudiante de Cábala), para lo cual habrá que conocerse incluso en detalle desde los talentos hasta las dispersiones, desde la vida cotidiana hasta el poder psíquico, desde la historia personal hasta los más oscuros deseos del corazón.

 

Entonces, ¿Para qué estudiar Cábala?

 

Cuando la finalidad del estudio y trabajo con la Cábala es parcial habrá resultados parciales. Cuando el motivo de acercarse a la Cábala es conseguir que una fórmula (o 42, o 72) rápida y mágicamente nos arregle la vida, o nos llegue el dinero, o tengamos seguidores, por ejemplo, continuaremos  viviendo como seres fragmentados; y el resultado de utilizar una receta sin el conocimiento suficiente de lo que se está adhiriendo ni una firme conciencia de Unidad probablemente traerá reacciones adversas.

 

La inmersión en el estudio la Cábala desde cualesquiera de sus esquinas promueve  un sólo objetivo para aquel que está dispuesto a remover constantemente sus estructuras y reconstruirlas en un nivel superior, corregir sus errores y crecer: la Unidad. 

 

"La dirección en la vida no es una simple línea recta, el destino nos confronta como un intrincado laberinto, demasiado rico en posibilidades y, sin embargo, de estas posibilidades, sólo una es el camino correcto". C. G. Jung.

 

©Ruth Percowicz - Todos los derechos reservados

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