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¿Dónde queda el Jardín del Edén?

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Uno de los grandes misterios escondidos entre los relatos de la Toráh es el del lugar del entierro de Sara, la esposa del patriarca Abraham. Este asunto, ya no remite a la clásica lineal lectura histórico-religiosa, sino que nos lleva directamente a una intriga geográfica de la cual se hacen eco casi todas las culturas del mundo: el secreto de la localización del Jardín del Edén.

 

Así encontramos en la historia que Sara fue enterrada en la “doble” Cueva de la Majpeláh (nombre de la cueva) en Hebrón (Israel). La pregunta en este caso sería por qué Abraham eligió -de todas las cuevas que había en el área- ésta en particular?

 

Según un Midrash (que podría o no tener validez histórica) Abraham estaba un día cuidando sus ovejas cuando una se escapó. La siguió a través de los montes hasta una cueva. Ni bien entró, Abraham quedó impactado por la dulce fragancia que provenía del interior.

Siguió adentrándose y para su sorpresa encontró una segunda cueva en donde se hallaban sepultados un hombre y una mujer cuyos cuerpos no estaban descompuestos. Impactado por esta visión Abraham reza por respuestas. El cuerpo del hombre se sienta y habla, y le explica que él es Adam y que la cueva es la entrada al Jardín del Edén. Esta cueva es la Majpeláh y éste sería el episodio por el cual Abraham la elige para él y su familia.

 

Los Sabios de la Toráh, fuentes antiguas y el mismo Zohar proclaman claramente que existe una “Tierra Interior” cuyo centro es el Jardín del Edén que se halla a miles de km de distancia justo debajo de la Majpeláh. Dicha Tierra hueca, explican los Sabios, se divide en 7 secciones (Sheva Artzot) que el intelectualismo elige proclamar que son los 7 continentes.

 

Sin embargo, el mismísimo Zohar, cuya autoridad nadie se atrevería a cuestionar explica, por ejemplo, que el Jardín del Edén es solo una de las numerosas áreas en las que se divide la Tierra Interior: allí es donde el Adam se manifestó, se corporalizó o tomó forma y que desde allí fue echado, que en otras zonas de la misma Tierra Interior nacieron Caín y Abel, que muchos que huyeron de la destrucción de la Torre de Babel se refugiaron allí;  también que ese lugar es el dominio de los Nefilim o ángeles caídos mencionados en Gn. 6.

También el de los animales “míticos” como unicornios, ave fénix, centauros, dragones; y además razas de entidades inteligentes con las cuales interactuamos desde hace mucho tiempo.

 

Sintomáticamente, se dice que uno de los “palacios” de la Tierra Interior es el Palacio del Mesías. El Zohar enseña que el Mesías reside aquí, y que de aquí recibe “poderes y habilidades que están más allá de los mortales”. A pesar de ello, Zacarías 14 declara que el Mesías vendrá del Cielo con un ejército de ángeles. Pero, si el Mesías viene de la Tierra Interior como explica el Zohar…¿de dónde salen los ángeles para ser liderados? ¿También ascienden con él desde la Tierra Interior? Si es así, ¿cómo se transportan? ¿Se montarán en una “Merkaváh” o “Carroza”?

 

Una de estas razas se denominan “Nishaiáh” según una de las áreas que ocupan. Éstos son los “Shedim” (demonios) a los que se refieren los Sabios, entre los cuales se dice que no hay hembras por eso buscan las humanas con quienes procrearse (¿!?). Muchos encontrarán similitudes aquí con las teorías conspirativas de los extraterrestres y abducciones varias que figuran explícitamente en el texto bíblico como Enoc o Elías.

 

¿Entonces? 

 

Se acepta que tanto afuera como adentro, allá y acá, existen dominios físicos habitados con cuyos integrantes interactuamos en forma regular. Ellos conocen  todo de nosotros pero nosotros sabemos muy poco de su existencia. Quizás “ellos” quieran mantener ciertas cosas en secreto. Y tengan sus muy buenas razones.

 

©Ruth Percowicz - Todos los derechos reservados

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