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De Cuando la Cábala

"No Funciona"

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Ser un canal adecuado para “recibir”, en el contexto de la Cábala, significa mucho más que tener buenas intenciones y haber leído un voluminoso libro recomendado, o haberse visto todos los videos en redes sociales. También ser un receptor idóneo va más lejos que meditar, repetir fórmulas y frases cuya falta de comprensión las vacía de contenido.

 

Como ya es sabido por los estudiantes practicantes, la Cábala NO es para todos. Y esta afirmación poco atractiva y menos comercial, es por lo general interpretada como un capricho o una declaración xenófoba o algo así. 

 

Por años, se han visto estudiantes absorbidos por la necesidad de tener experiencias extáticas (es decir extra corporales), momentos reveladores o profecías, vivencias numinosas o iluminación a través de la Cábala y prácticas proféticas.

Y una y otra vez se ha comprobado cómo, una enorme cantidad de apasionados buscadores que no seguían las directrices emocionales y mentales que figuran expresamente en libros clásicos de Cábala hebrea, cuya amplitud mental no es suficiente, o cuyo Tikún personal nada tiene que ver con la obra de la Cábala; con actitudes sobradoras u omnipotentes, alejadas de cualquier cosa que se llame espiritual, sucumbían al aburrimiento o al susto ante la falta de resultados a corto plazo, o la aparición de energías diferentes de las esperadas; o se sumergían en depresiones, abandonaban su estudio o eran derivados a instituciones psiquiátricas para tratamiento médico.

 

Así por ejemplo, y habiendo sido advertido, aquel alumno que pronunciaba el Tetragrama por tercera vez en voz alta mientras estudiaba, le comenzó a sangrar por primera vez en su vida la nariz. Aquella estudiante que pretendía abrir su tercer ojo a través de ciertas meditaciones profundas terminó en estado catatónico debiendo ser internada en una clínica. 

 

El intento de abrir canales psíquicos “sin el permiso de Dios”, es decir forzando desde prácticas externas desconocidas o no aprendida su teoría aún, se puede comparar a encender el televisor al máximo de volumen sin tener el poder de apagarlo. Lo que sea que se esté canalizando puede generar enormes sufrimientos. 

 

Vale recordar, que la meditación en la Cábala a diferencia de las disciplinas orientales, profundiza los estados psíquicos, no los mejora, ni los calma, ni los balancea, ni acelera el “karma”. Se asume que el meditador ya ha pasado por el filtro del estudio de la Toráh, Talmud, Halajáh, ha aprendido acerca del enorme poder de las letras hebreas, ha tenido suficiente experiencia vivencial y exhibe un Assiáh (mundo material) medianamente equilibrado ANTES de embarcarse en elevadas prácticas meditativas cabalísticas. Así era entonces, así es ahora.

 

En una ocasión un alumno descubrió que podría utilizar la sefiráh Guevuráh para estimular el ingreso de dinero, y a lo largo de todo el siguiente mes meditó en esta cualidad cabalística con dicha  intención. No fue sorpresivo cuando comentó -decepcionado-  que en realidad estaba obteniendo los resultados contrarios. Esto fue así  porque el aspecto interno de Guevuráh es Din, o sea Juicio; y la falta de discernimiento lo llevó a canalizar el Juicio Divino por todos sus actos, pensamientos e intenciones… y la sentencia fue “en contra”. 

 

El “funcionamiento” de la Cábala meditativa demanda un “receptor” o “mekubal” (cabalista) o como mínimo un “intentador” o “mejaven” apto para recibir. 

Esta obra NO es masiva ni popular ni generosa con todo el que se acerca. 

En más de una ocasión es necesario entrenar las aptitudes en forma personal 1 a 1, con las midot (aspectos positivos de las Sefirot) o el refinamiento de la personalidad para superar klipot u obstáculos, el equilibrio con el Árbol de la Vida, la elaboración de situaciones emocionales que se hallan reprimidas y  que presentan un problema para el avance del javer, el conocimiento intelectual riguroso y detallado, el análisis pormenorizado del ejercicio a practicar, la contención de los javerim o entrenadores; etc.

 

Meditar o efectuar prácticas rituales con un fin determinado en el contexto de la Cábala es una tarea personal e intransferible ya que cada uno es diferente y viene a manifestar distintos aspectos de la divinidad en la Tierra. 

Sumergirse en una  travesía sin conocer la ruta y sus riesgos puede significar perderse. La vivencia subjetiva del recorrido debe ser gradual y responsable, comenzando por el conocimiento teórico, discerniendo desde dónde se parte y hacia dónde se quiere ir.  

 

“Somos seres espirituales que venimos a tener una experiencia terrenal” Dr. Brian Weiss

 

©Ruth Percowicz - Todos los derechos reservados

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