

Cábala Práctica o
Curarse con Sopa


Se dice que un Rabí había escrito una vez un amuleto muy efectivo. Un estudiante curioso, intrigado acerca de qué permutación mística o complejo encantamiento cabalístico habría escrito allí, abrió el diminuto rollo...y solo encontró un breve párrafo de la Tosefta, un comentario literal del Talmud! El amuleto tenía poder por el mérito del sincero estudio del Rabi, primero, y por la fe que quien lo utilizaba ponía en él, segundo, y por las palabras seleccionadas del Talmud, tercero.
Las inscripciones sobre los amuletos consisten clásicamente en versos bíblicos o letras y fórmulas codificadas, con sentido e intención mística. Los diseños y formas generalmente cumplen un propósito decorativo y más bien, se arman con simbología combinada de ciertas palabras, nombres o letras.
Cada específico infortunio podría verse amenazado o prevenido por un amuleto, que el cabalista crea especialmente. En el ámbito espiritual no se aceptan generalidades, lo que hace que su comercialización sea escasa ya que demanda del interesado una visita a un experto, y por parte del cabalista, un conocimiento y fe íntegras si la pretensión es que dicho amuleto funcione.
Los símbolos más comunes son la Menoráh (el candelabro de siete brazos) y la Estrella de David. Los amuletos norafricanos por lo general muestran una mano para combatir el mal de ojos, o cruces, discos y medias lunas.
Con frecuencia son dijes de cuadrados o triángulos que muestran caracteres hebreos para potenciar las letras y permitir a la primera letra de cada palabra en el texto, formar otra (Rashei Tevot), con un significado arquetípico diferente. Cuadrados mágicos y lenguaje angélico también forman parte de las técnicas que utiliza la cábala práctica.
De esta manera se pretende "engañar al Satán", artilugio que no todas las veces funciona.
Numerosos amuletos utilizan invocaciones angélicas, pero cuidado! NO es a los ángeles a quienes se pide sino que se los menciona para que sean conductos o mensajeros de lo que deseamos manifestar. Sólo se le pide a Dios.
Además el poder en los Segulot (remedio, actos o ceremonias para beneficiar o alejar un mal) o Kemiot (amuleto o talismán de la buena suerte o erradicación del mal o el peligro) hebreos, no reside en el propio amuleto sino en la fe que quien lo utiliza pone acerca del resultado que producirá el uso del mismo.
Por ejemplo, un amuleto creado y adquirido solo con objetivos decorativos muy difícilmente transformará la realidad por sí mismo, en cambio la “fórmula” cobra vida y manifiesta resultados mediante la intención y energía meditativa que le pone quien lo vocaliza, visualiza o viste.
Antiguamente, el contenido de los mismos estaba sujeto a revisión y aprobación. Estaba prohibido “curar” con formulaciones según las palabras de la Torá, pero no se impedía “ser protegido” por las mismas. Por lo tanto, la mayor parte de los amuletos son de naturaleza preventiva: protección contra abortos, el mal de ojo y ciertos demonios, la promoción de buena salud o fertilidad.
Los autores de la mayor parte de los amuletos clásicos eran todos rabinos eruditos. Muchos de ellos servían como “Daianim”(o Jueces de Cortes Religiosas) en sus comunidades. Su relación con la Halajáh (o Ley hebrea) era muy seria. Estos eran individuos extremadamente observantes de la Toráh y reconocían que para que las Segulot irradiaran la energía apropiada, y por lo tanto, funcionaran, debían ser estrictos observantes y efectuar su trabajo “Al Kedushat HaShem” o por la Santificación del Nombre.
En la tradición cabalística existen literalmente miles de Segulot diferentes; siendo algunos verdaderas recetas que incluyen desde la clásica Guematria hasta la combinación de diferentes alimentos y hierbas.
Es un hecho reconocido que numerosos cabalistas son grandes fumadores y cuando su salud se ve amenazada se curan con letras, ajo y hongos que terminan en un buen plato de sopa!
©Ruth Percowicz - Todos los derechos reservados